domingo, 28 de diciembre de 2008
No más
miércoles, 10 de diciembre de 2008
Human After All
domingo, 7 de diciembre de 2008
Sixth Day Rhapsody
martes, 28 de octubre de 2008
El Aburrimiento de Ángel -Soledad y Compañía
viernes, 24 de octubre de 2008
Conócete a tí mismo
martes, 7 de octubre de 2008
Endless Sea - The Leaving Boat Blues
jueves, 2 de octubre de 2008
Dicen por ahí
Dicen por ahí… “Manos frías, corazón ardiente”. Una de mis frases preferidas, por supuesto. Pero en este caso no podía aplicar. Mi corazón estaba muerto. Asesinado apenas unos minutos antes, cuando la mujer que me quitaba el sueño me había dejado en la lluvia, diciéndome que no me amaba, que estaba conmigo por despecho, que el hombre al que ella amaba se había ido en el tren para siempre, prefiriendo su trabajo a ella, y que ella se iba esa misma noche a aquél lugar, a buscarlo, porque no podía vivir una mentira, que lo lamentaba, que era una desdichada, que nunca quiso lastimarme, que si podíamos seguir siendo amigos.
Una mirada mía bastó para que entendiera que la amistad se había muerto en el mismo instante en que supe que todo había sido una triste mentira. No valió la pena ningún momento vivido con ella, no valieron la pena los instantes de felicidad falsa.
Dicen por ahí… “Manos frías, corazón ardiente”. Me estaba congelando en la lluvia, y aún así, me negaba a dejar de caminar o a buscar refugio en algún lugar. Quería morirme de frío ahí, miserable, para dejar atrás el alma, y que ésta se disolviera en la lluvia.
Mientras caminaba por la acera con la vista en mis pies, un paraguas llegó volando hacia mí. Lo cogí al vuelo, y miré hacia adelante para ver si su dueño aparecía. Efectivamente, una joven corría hacia mí. Creo que vio mi cara de muerto en vida, porque se detuvo justo antes de llegar a mí. Temblando, jadeando, y con los ojos asustados, me dirigió la palabra.
Mi dama era mayor que yo. Tenía veintidós años en aquel entonces. Ella tenía veintiocho. No sé si había vivido más que yo, ni si había sufrido más. Sólo sé que en ese momento nada importaba. Me había engañado por un pendejo cuyo único mérito en la vida era ser hijo de alguien con poder, y por tanto, poder irse a trabajar a donde le diera la puta gana.
La pobre muchacha debió asustarse bastante cuando vio mi cara de perro apaleado, porque apenas logró articular las palabras.
-Señor… es mi paraguas… disculpe…- dijo, con la voz entrecortada, la cual apenas podía escuchar yo con la lluvia.
-Tome… ha volado hasta aquí.- le dije, sin ánimo.
-Gracias… yo…- alcanzó a decir. Y tomó el paraguas. Me miró directamente a los ojos. Y vi en ellos tristeza, y algo de miedo. – Señor, gracias… ¿está usted bien?
-La verdad no… no creo volver a estarlo. Bueno… seguiré mi camino.- estúpido de mí, era de noche y llovía, y quién sabe dónde estaba.
-No. Señor… venga conmigo, tómese un café.
-¿Quién dijo que necesito un café?
-Los corazones rotos no se curan en la lluvia- dijo, con determinación. Pude ver un atisbo del reflejo de sus ojos. Azules, como la mañana.
Los ojos de mi amor perdido eran verdes. Intensos, y felinos. Sus labios eran mortales, y su sonrisa devastaría los corazones de quien se le pusiera enfrente. De eso, ya hace mucho…
-Los corazones rotos no se curan en la lluvia.
-¿Qué te hace pensar que tengo el corazón roto?
-Porque yo también he muerto un poco el día de hoy.
Caminé a su lado. Y ella intentaba evitar que me cayera la lluvia con su paraguas. Era inútil, ella medía uno sesenta. Y yo le llevaba veinte centímetros. Nos metimos a un café de esos que habían abierto cuando se empezó a producir el café, y nos sentamos ahí. No sé qué demonios hacía ahí. Me había arrastrado esa adolescente de cuerpo prohibido y cabellos de oro empapados.
-¿Cuántos años tienes?-le pregunté.
-Dieciocho.- dijo ella, con cierta desconfianza. Curioso, porque ella me había llevado hasta ahí.
-¿Y te rompieron el corazón esta noche?
-Sí… un imbécil que se fue a trabajar lejos. Me dijo que rompía conmigo, y que yo sólo era una distracción. Pero que mi corazón juvenil se curaría pronto… Menuda pendeja… debí saberlo, por su edad…
-Puta Madre.
-¿Cuántos años tienes tú? Disculpa…- me dijo, y pudo ver en mi cara que yo me había dado cuenta de algo.
-No, no es nada.- le contesté, a la vez que pensaba “Esos hijos de puta se merecen el uno al otro”.- Tengo veintidós. Y a mí también me rompieron el corazón.
-¿En serio? Cuéntame… si quieres.-
Al ver sus ojos de confianza no pude hacer más que contarle, mientras tomamos un café, todo para que se diera cuenta de que ambos fuimos utilizados por un par de pendejos que podían irse mucho a la chingada. Pero ya no lo pensé así. Lo digo así. Pero ya no lo pienso así. Lo pienso como la suerte del destino.
-Demonios. Nos pendejearon.- dijo ella, mientras tomaba su café caliente.
Yo reí. Un poco molesto con el mundo, reí. Y ella rió. Y descubrí que podíamos ser buenos amigos.
-¿Cómo te llamas?- le pregunté.
-Adriana. ¿Y tú?
-Mauricio. Me alegra saber que no soy el único engañado esta noche.
Ella sonrió, con tristeza en la mirada.
-Es cierto…- dijo, y miró su reloj. – Es tarde… debo volver… pero aún no me termino mi café.- Y al levantar su taza, vi que lo hacía con cautela. Ella notó que lo noté. – Es que tengo las manos frías.-
Y me iluminé.- Ya sabes lo que dicen por ahí…-
-No, no lo sé.- dijo ella, con ojos curiosos.
-Manos frías, corazón ardiente.- Le dije, mientras ella sonreía. Y la vi completamente. Cómo era y cómo se veía. Y me pareció más bella que ninguna otra mujer sobre la faz de la tierra.
Y en ese momento mi mundo cambió. Me dio su número, yo le di el mío.
Una buena historia para los nietos…
martes, 30 de septiembre de 2008
I still haven't found what I'm looking for
Los ArchitectSTARS
martes, 23 de septiembre de 2008
Let it Be
When I find myself in times of trouble, mother Mary comes to me,
speaking words of wisdom, let it be.
And in my hour of darkness she is standing right in front of me,
speaking words of wisdom, let it be.
Let it be, let it be, let it be, let it be.
Whisper words of wisdom, let it be.
And when the broken hearted people living in the world agree,
there will be an answer, let it be.
For though they may be parted there is still a chance that they will see,
there will be an answer. let it be.
Let it be, let it be, .....
And when the night is cloudy, there is still a light, that shines on me,
shine until tomorrow, let it be.
I wake up to the sound of music, mother Mary comes to me,
speaking words of wisdom, let it be.
Let it be, let it be, .....
domingo, 21 de septiembre de 2008
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Pieces of a Mind
jueves, 4 de septiembre de 2008
Las Lágrimas de Gaia
En lo alto del Kilimanjaro, la nieve era un mito. Hacía un par de años que se había esfumado. Año 2012. La Madre Naturaleza, la Gaia de los helénicos, observaba desde ahí las planicies de la sabana africana. Poco quedaba, pero aún estaba ahí. Muchas especies se habían extinto en los últimos años. Huracanes y Terremotos. Volcanes que despertaban por los cambios en el clima. Deshielo en los polos. Sacrificar a los osos polares para buscar petróleo, sin la certeza de encontrarlo. Hacía 3600 años, algo cambió al mundo. De nuevo, el mundo iba a cambiar. Pero la Madre Naturaleza se encontraba triste, y su alma, desgastada. Los hombres, en lugar de crecer como civilización, estaban declinando. Si bien era cierto que la ciencia y el arte habían avanzado de forma vertiginosa, el espíritu humano había disminuido en grandeza. Se tornaron a nacionalismos estúpidos. Votaron por políticos ineptos, teniendo fe en la democracia. Cuánta verdad había en las enseñanzas de Platón: La Democracia es una forma corrupta de la Aristocracia. No gobierna el sabio, el inteligente, el que sabe lo que el pueblo necesita, y que sabe que el pueblo no siempre necesita aquello que quiere. Sino que gobierna cualquiera. Democracias populistas en América Latina. Oligarquías en Europa. Y en Estados Unidos de América, quedaban muy pocos bastiones del objetivismo que la había convertido en una potencia avasalladora. Los hombres no supieron entender que para alcanzar el potencial máximo de su humanidad, tenían que ser más egoístas que altruistas. Tenían que ganarse las cosas, en lugar de buscar que les dieran la sopa en la boca. Para poder decir “Yo te amo”, primero tienes que aprender a decir “Yo”. El pragmatismo había muerto hace mucho tiempo. Y eran muchas de esas cosas, las que destruían al mundo, las que mermaban el equilibrio de los ecosistemas. Contaminación, Guerra, Muerte. Los cuatro jinetes no aparecían en sus caballos, naciendo de un horizonte teñido de rojo, sino que estaban en Darfur y en Osetia. En Medio Oriente y en África, el peor pecado de Europa. El hambre consumía a los hombres. ¿Por qué? Porque habían dejado de trabajar, de sudar sangre por el pan de cada día. Se habían acostumbrado a las campañas políticas, donde les regalaban un bocado de lo que fuera a cambio de su voto.
La Madre Naturaleza lloraba desconsolada. Los mayas, los sumerios, los egipcios, todos ellos tenían razón. El fin del mundo era en el 2012. Con las naciones debilitadas, con los hombres corrompidos, no podrían sobrellevar lo que venía. Un mundo débil y cansado no podía detener lo que se avecinaba. Aquel planeta x había vuelto, Y hacía parada en la órbita de la Tierra.
A lo lejos, una llama d fuego cruzó el cielo. Y otra más en sentido contrario. Mal momento para guerras nucleares, pensó Gaia la olvidada. Y ahí estaba: el gran fin. Un fin sin final cercano. Un fin que se tornaría largo y doloroso, hasta que el puto mundo se secara. Cuando pudo haber sido el inicio de una nueva era de prosperidad. Y Gaia cerró los ojos, no quiso ver más.
---Cuiden el planeta. ¿Dónde iremos a vivir si no cambiamos las cosas?
Probablemente ya lo hayan leído miles de veces, en otras formas, pero necesitaba decirlo.
Saludos.
miércoles, 30 de julio de 2008
God is in the details
Tres de sus obras más notables:
-Pabellón Alemán de la Exposición Universal de Barcelona de 1929.
domingo, 27 de julio de 2008
Miedo a la Oscuridad
“Querida hija y hermana.
Alma del Señor que ningún mal cometió.
Encuentra tu eterno descanso en los brazos de Santa María la Virgen,
quien intercederá por ti ante Dios.”
Eran palabras tristes, que conmovieron a Alex, quien intentó descifrar con mucha dificultad el nombre que había sido casi borrado. Gabrielle Lewis. Fue una labor trabajosa para él. Luego miró la cruz que el ángel de mármol sostenía con la mano sin lirio. Era inusual en las tumbas este tipo de estructuras, ya que por lo normal, la cruz estaba grabada en las lápidas, y no sostenida por un ser alado de ojos tristes y vacíos. Gran sepultura para una niña tan pequeña. Se preguntaba qué desgracia podía haberle acontecido.