viernes, 19 de agosto de 2011

The Musician


El músico había perdido la inspiración.

Sus canciones acerca de la soledad, del desengaño, acerca de la tristeza y la melancolía habían pasado a ser canciones sobre la felicidad del amor. La gente ya no apreciaba eso. En un mundo de gente no satisfecha, nadie quería aceptar las canciones felices del músico.

El músico, entonces, decidió abandonar la música. Porque no podía amar más a su guitarra que a una mujer. Su guitarra se convirtió en polvo, porque cuando algo muere, se convierte en polvo.

Y la gente entonces volteó su mirada hacia los músicos tristes, infelices, mientras el músico vivía su propia vida en felicidad. Aquel disco envejeció en las tiendas.

Sin embargo, la gente que salía de su soledad, la gente que encontraba por fin el amor, iba y conseguía el antiguo disco.

El disco feliz ahora tenía sentido.

Y el músico había previsto esto.

Porque la música depende siempre del músico. Y el gusto, del que la escucha.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Minificción 1 (About dying)

La Muerte le dijo a Juan que era su hora. Juan le contestó indignado: ¡Mentira, hay cambio de horario!

Regreso en una hora, dijo la Muerte.

martes, 9 de agosto de 2011

I’m gonna find another you


¿Sabes? Nunca había sentido eso por alguien. Nunca me había sentido tan vivo. Y vivo, para mal. La frustración de saber que ni siquiera eres mi pareja ideal, o sea, lo que necesito como hombre. La frustración de saber que nunca me corresponderías. La frustración de saber que pude haber tenido otro crush sin haber perdido tanto tiempo. La frustración que pese a todo ello, te quiero de una manera tan diferente a la que me quieres, o querrás nunca, tú.


Estos días he estado hablando, con mis amigos, conmigo mismo. He estado hablando de ello. Porque hablar me ayuda a dejar las cosas atrás. Porque nunca antes en mi vida hablé de mis cosas, de mis sentimientos, de mis miedos, de mis pasiones.

Mi miedo eres tú. Mi pasión eres tú.

Mi miedo eras tú. Mi pasión eras tú.


Estoy dejándote atrás. Me hace daño quererte así. Sólo espero, en el camino volver a quererte como amiga, si alguna vez realmente te quise así. Y también, espero no hacerte daño, si me alejo. Porque no puedo ser en este momento de mi vida, tu amigo de siempre.

Por otro lado, sólo espero encontrar otra tú. No digo una mujer igual, en gustos, ideales, o físico (aunque indudablemente, en este último apartado, ojalá tenga cuando menos ¾ de tu belleza).

Miento. No quiero otra tú.

Quiero otra.

Que vaya con mi persona.

Que me quiera por como soy.

Y que me haga sonreír. Quiera yo sonreír o no.

Espero entiendas. Y lo aceptes.