viernes, 1 de mayo de 2009

In the End…?

 

El Grito - Edvard Munch

Soy de los que siempre ha tenido la esperanza de que la humanidad puede alcanzar un punto perfecto de equilibrio. Soy de aquellos que piensan que todos debemos alcanzar nuestro potencial dentro del orden evolutivo. Pero los hechos recientes me han hecho mirar las cosas de una manera diferente.

La Influenza Humana ha desatado la histeria de la población. Una pandemia inevitable se antoja como un fin apocalíptico probable. Pero más allá de eso, somos nosotros mismos quienes nos estamos acabando los unos a los otros.

La gente ha perdido dos capacidades que todos deberíamos tener: la de asombro de un niño, y la de madurez de un adulto. Ya no nos maravillamos ante las cosas sencillas del mundo, de la naturaleza, hemos dejado de sonreír al ver a los niños descubrir algo nuevo. Los adultos son cada vez más inmaduros, menos conscientes del entorno que les rodea, y se pierden constantemente buscando diversión y puro entretenimiento, dejando de lado las responsabilidades que son propias de la edad.

Además, hemos perdido el respeto hacia la vida. Mientras hay pequeñas victorias en el aspecto de la tolerancia y del progreso (Barack Obama, una aceptación mayor de la homosexualidad, entre otras cosas), hay grandes derrotas también. Un virus de origen sospechoso, con tintes de conspiración; gente que muere día a día, asesinada, ya sea por un padre borracho o porque alguien decide atropellarlos en un desfile a plena luz del día; y la naturaleza volteándose, furiosa, mostrando sus garras hacia el daño, hacia un hombre soberbio que se cree el rey de la creación, no un rey bueno, sabio y racional, sino un rey absolutista, un Luis que se cree Sol…

Al final… sabiendo todo esto… ¿tengo esperanzas en la humanidad?

Sí la tengo… pero sólo me temo que, antes de que todo vuelva a su punto de sano equilibrio, va a haber dolor y pérdidas, en una purga tal vez necesaria. Pero al final todo saldrá bien.

¿Verdad?