jueves, 16 de febrero de 2012

Tierra firme



















Nos siento, nos pienso, nos lamento, como dos islas.

Como dos islas, separados por la vasta geografía de los mares y el cielo. Unidos tan sólo por la vista, y alimentados por la fantasía.

La fantasía de cruzar los confines, y conocer un poco la no soledad, la falta de melancolía, la ausencia de fronteras. Saberte, mejor dicho.

Saberte. Conocerte. Explorar tus confines, familiarizarme con cada uno de los accidentes que le dan forma y sustancia a tu geografía.

Geografía hecha de idiosincracias, falacias, sensaciones y obsesiones. Los caminos de tu piel, de tu corazón, de tu mente, de tu alma.

Recorrer tus caminos, dejar huella en tu esencia, compartir la no soledad. Herirme con tus piedras, extasiarme con tus sombras, contrastes.

Si no puedo, acaso tocar el cielo, quiero pisar tierra firme. Tierra firme, eres tú, roca, soporte, tabula rasa, cultivo.

Tabula rasa, también yo.

Mi geografía también es tuya.

Al final, no somos más que dos islas, lejanas y cercanas, rodeadas de agua, y condenadas a no sabernos.

No sabernos, no conocernos.

Y tan sólo soñarnos.

Y al cabo, olvidarnos.

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