lunes, 20 de febrero de 2012

El espacio y la memoria.





Lo más importante del espacio, concebido por un arquitecto, es la atmósfera. Lo que genera en el usuario, cómo se vive.

La memoria es esencial en el entender de la arquitectura. Nunca olvidaré por ejemplo, el sendero de círculos de concreto que comunicaba el jardín con la piscina de mi tía. Nunca olvidaré tampoco ese pasillo lleno de arena, de la casa de la playa. Son espacios de mi memoria.

Voluntarios e involuntarios. El usuario debe apropiarse del espacio. Sentirse cómodo, vivirlo.

A veces, nos topamos con arquitectura del espectáculo. Que no deja de ser más que un WOW, sin nostalgia alguna.

La luz y los materiales. El aroma y la temperatura, juegan factores importantes en la memoria.

Por ejemplo, estaban la luz penumbrosa que me recibía al entrar a los cuartos de la casa de la playa de mi tía. O el olor al salitre y la madera podrida.

Sin memoria, no hay humanidad, al fin y al cabo. La memoria es, conducto de nuestra historia como individuos.

Y la arquitectura es, muchas veces, el espacio en el que se escriben las historias.

A veces, con el tiempo, podemos leer esas historias en las paredes.

Y escribir, por supuesto, las nuestras.

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