Así se llama este disparate de Francisco de Goya y Lucientes.
Es del tamaño de una hoja tamaño carta, hecha con técnica de tinta y aguafuerte.
Y está en Mérida. En el Museo de la Ciudad. En la colectiva bautizada Gráfica Española, al lado de otros bosquejos y tintas del mismo Goya, de Picasso, de Miró. De Max Aub, Miquel Barceló, Vicente Rojo y Antonio Saura. También hay obras de Tapies, de Gironella, de Climent, de Chillida y de Miguel Ángel Blanco. Y ayer, por ahí de las 9:20 de la noche, pude ver esta obra. Sólo me quedé unos minutos. Pero ver éste y otros disparates de Goya en persona, me dejó en trance, en catarsis. Sólo tuve ojos para las obras del nacido en Fuendetodos. Unos minutos a dos centímtros del cuadro lo llenan a uno, espiritualmente. Estoy seguro de que voy a ir no una vez más, sino varias, durante los tres meses que va a estar. Al alcance de mi vista.
Claro, la foto la saqué del internet. No me iban a dejar tomarle una foto. Vayan, y únanse al trance.